Esta frase es parte del himno nacional de Ucrania, escrito en el año 1862. Ciertamente estas palabras describen muy bien el espíritu del pueblo ucraniano que después de mas de 365 días de haber sido invadidos por el ejército ruso, no se han rendido ni piensan hacerlo.

Es como la historia del joven David frente al gigante Goliat, como ocurrió en la historia Bíblica; oremos para que el milagro ocurra y Ucrania sea libre de la opresión Rusa.

Les escribimos con el corazón, pues nos sentimos muy unidos como ministerio a Ucrania con cuya nación tenemos lazos espirituales y familiares de larga data, pues fue en el año 1992 cuando pudimos visitar por primera vez este hermoso país para predicar el Evangelio, justamente después de más de 70 años del dominio de la Unión Soviética sobre Ucrania.

Oremos por la paz de Ucrania, por los inocentes que sufren sin razón, por el pueblo de Dios en esta nación, por su libertad…el milagro es posible.